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No en estas fachas

De cómo Laura huye de su galán, tras por fin verlo en Telcel

Estamos en tensión pues a una semana de ser rescatada por el posible amor de su vida, de pronto se lo encuentra en Telcel.

 

¿Ahora qué? Estaba su galanazo, su héroe, a 5 metros. Miró a la izquierda tapándose la cara con un mechón mientras pensaba. Pensaba y lo escuchaba.

 

La dulce voz que hace una semana la salvó, ofreciéndole llevarla a su casa el vergonzoso día verde, le explicaba a una viejita las ventajas de no sé qué plan. Tan bello, por su voz sonaba como si hablara como sonriendo, explicaba con tanta amabilidad, era precioso de oír.

 

¡Que no! Se gritaba Laura mentalmente. No podía distraerse escuchándolo, faltaban solo instantes para que llamaran su número.

 

Puso la cámara del celular en selfie mode y se vio horrorizada (más o menos así, pero en versión humana).

 

Laura “Recogelatas” Prado, así debería llamarse. Ni un brillito en los labios. Y justo ese día se había puesto la chaqueta del uniforme que ella sabe que tiene una manchita en el bolsillo derecho.

 

Además, en la mañana tuvo que subir y bajar y cargar los papeles para mudarse del módulo de Público General al de Clientes, no era su día. No podía saber a ciencia cierta (no era el momento correcto para acercar su nariz a sus axilas discretamente), pero apostaría a que el perfume de la mañana quedó en el pasado pretérito.

 

No era buena idea, no así. Gracias por todo, San Antonio, o Netflix, pero ¡qué va! Ahora que sabía dónde encontrarlo no podía echar a perder su suerte. Su galán iba a verla, el encuentro va a suceder, pero en un buen día, no uno cualquiera. Sonrió hacia el techo, como pensando en el cielo, y se esfumó del lugar. Al menos por hoy sanseacabó.

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